La primera vez que surqué las montañas del Atlas quedé prendado de su belleza. Desde entonces, año tras año, acompañado de mi amo, regreso a sus cumbres atraído por una fuerza mágica e irresistible.
Esta es la historia del viaje que realicé con sus amigos de colores al país alauita en la primavera de 2006. Éstas son las notas de viaje, rememoradas, corregidas y ampliadas, que trajeron a casa, mi amo, Verde Políglota y sus amigos Insomne Azul, Negro Geografópata e Intimista Rojo.
Surcar todos estos años sus caminos me han hecho saber que Marruecos padece -o disfruta, según se mire- de una sociedad donde los cambios se viven como una agresión externa y donde las tradiciones, por tanto, ocupan un lugar destacado en las estrategias de futuro y en las políticas de desarrollo. Sin embargo, el asunto de que un ser inanimado piense por sí mismo pasa totalmente desapercibido en su entorno. El aire de las montañas del Atlas sopla hacia los valles provocando este efecto.
Sepan disculpar los lectores los errores cometidos a pesar de las precauciones tomadas. Los viajes son siempre así, insuficientes e imperfectos, y quizás así deban quedar contados.
Dice una expresión marroquí, “Como el viento en la red ”. Y es así como se han sentido mis amigos de colores surcando el norte de África por las colinas del Magreb, libres como el viento y tupidos como una red, intentando atrapar en ella todo lo que el viento del Atlas les traía. Ojalá que el viento de su literatura recale en sus redes neuronales y les acerque sus emociones y que parte de la belleza que atesoraron sus retinas se proyecte ante sus ojos lectores. Con esa única intención escribieron este cuaderno de viaje.
Son muchos los aventureros que han viajado a Marruecos y han contado sus historias. Como el explorador Domingo Badía Leblich, más conocido como Ali Bey, que recorrió el Magreb haciéndose pasar por un príncipe musulmán, embarcando en el puerto de Tarifa en abril de 1803 con destino Tánger y el norte africano. Su carácter pionero será de sobra reconocido por viajeros subsiguientes como Graberg de Hemsö, E.G. Jackson, Washinton o el mismísimo Charles de Foucauld, que abrió la capital del Rif al conocimiento europeo. Entre los actuales se encuentran Pierre Lotti, Elías Canetti, Paul Boux, Juan Goytisolo, Paul Teroux o Lorenzo Silva. O las crónicas de la guerra de África de Arturo Barea y Ramón J. Sender. De todas esas fuentes han bebido los autores para realizar este cuaderno de viaje. Y como todo buen viaje comienza siempre en una biblioteca, no sería justo no agradecer a todos ellos su compañía y erudición.
Pero cada viaje es irrepetible e inigualable porque se realiza en un momento del tiempo que no volverá, en una época del año concreta, con unos compañeros de viaje que no serán ya nunca los mismos porque el mismo viaje les habrá cambiado. Y de ahí la originalidad de este cuaderno de viaje que les recomiendo. A pesar de poder leerse tanto y tan bueno como ya ha sido escrito, este relato aporta una visión actual del país desde el punto de vista de observadores atentos a la naturaleza y las gentes que pueblan las aldeas y ciudades del reino de los sentidos. Entre los autores marroquíes ilustres que han aportado documentación a los viajeros quiero citar a Tahar Ben Jelloun, Mohameb Berrada, Mohamed Chukri, Fátima Mernissi y al prometedor Rachid O. Todos ellos han contribuido sin duda a complementar, pero nunca a suplantar, las experiencias de viaje de mis amigos de color. Éste, por último, también ha sido un viaje iniciático para el conocimiento interior y de reconciliación con la naturaleza. Las descripciones del paisaje han sido minuciosas, intentando huir siempre de los tour-operators, los circuitos organizados y de las hordas de turistas. Se trata sin más de una amalgama de sensaciones de viaje adornadas con pequeños apuntes de lecturas previas y pasadas.
Solemos pensar que somos nosotros los que hacemos el viaje (viajamos). Sin embargo, al final, es el viaje el que nos hace a nosotros, trasformándonos en algo distinto a lo que éramos. Es decir, cada uno es producto de los viajes de su vida. No importa lo lejos o cerca donde se encuentre el destino. Todo viaje debe tener un componente de ilusión, un acicate, un sueño, como decía Bruce Chatwin. En el caso de mis amigos los sueños han sido muchos y solo el que tenga la disposición de leer descubrirá cuales son. Planear un viaje siempre tiene algo de mágico, de misterio. Es el descubrimiento de lo ignoto a lo que el hombre se acerca desde la noche de los tiempos, como la aliseda lo hace a las orillas de los ríos.
Disfruten del viaje. Les deseo una feliz travesía.
3 comentarios:
Estoy de acuerdo con eso de que es el viaje el que nos hace a nosotros, cuando la forma de viajar se sustenta en la interactuación entre el viajero y el medio (natural y humano), y entiendo que es esa la manera en que afrontais el viaje... Aunque muchas veces no suele ser así. El turista a menudo no quiere o no tiene tiempo de salir de sí mismo, busca simplemente una estampa bonita, sin mayores implicaciones, prefiere dejarse llevar en volandas por las visitas guiadas a empaparse de la cultura del pais donde haya decidido ubicar su estancia vacacional.
Me gusta la idea de la bestia como ente inanimado que percibe el viaje desde otro punto de vista, aglutinándolo a los que tienen los cuatro compañeros de viaje a los que lleva. La identificación de cada uno de vosotros con un color me parece interesante. Supongo que ya iré averiguando quien es cada cual...
Animo con el blog, chicos. Seguiré de cerca vuestras incursiones por el país vecino.
"La sensación que experimenta el hombre que por primera vez hace esta travesía, no puede compararse sino al efecto de un sueño..." Alí Bey
Nombras a escritores marroquíes ¿recomendaciones para este recorrido?
De Fátima Mernissi?
Como jinetes beréberes a lomos de una única bestia...
Imaginemos... con este relato que se inicia, como si estuvieramos sentados en la plaza de Marraquech
Quien quiera aproximarse al país alauita a través de la visión de la sociologa de Fez, recientemente premiada con el Principe de Asturias junto con Susan Santag puede dejarse llevar por libros que esconden su vivencia personal en el harén, siendo una niña, y donde cuenta cómo dió el salto generacional de poder estudiar en "Sueños en el umbral". Una visión más real si cabe del Marruecos actual del sexo femenino es "Marruecos a través de las mujeres", donde gentes de diversas clases sociales dan su visión del país. Una de sus obras primordiales de la primera época:"Sexo, Ideología e Islam" (1975)es también de sus obras más reconocidas. No fue este el Marruecos que a mi personalmente me interesó en este viaje, pues lo que cuenta Fatima en sus libros siendo una realidad cercana, está lejos del Marruecos de hoy siglo XXI. (Afortunadamente más modernizado, aunque sirve, como no, para comprender algunas tendencias sociales que aun perduran)
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